Una
vez tras otra repongo este jabón.
Quienes
me conocen saben de mi debilidad por el jabón de Argán, les voy a decir por
qué:
El
aceite de Argán (Argania spinosa) ha sido utilizado en Marruecos durante
siglos, tanto por sus beneficios cosméticos como nutricionales. Es rico en
Vitamina E y ácidos grasos esenciales, resultando un gran aliado en
tratamientos antienvejecimiento para la piel y también para el cabello.
Aporta aspecto saludable a cualquier tipo de piel, combate lineas
de expresión y "patas de gallo", trata cicatrices y manchas
pigmentarias por lo que ayuda en casos de acné mientras previene también nuevos
brotes.
Resulta muy eficaz en la lucha contra las estrias y la flacidez,
repara y nutre la piel seca (incluso en las manos) y, por supuesto, está a la
vanguardia en tratamientos contra dermatitis, psoriasis y alergias.
Por último recordar que es un aceite adecuado para el cuidado de
la piel de los niños y como after-sun.
El Aceite de Macadamia es un
hidratante natural apropiado para pieles desvitalizadas ya que además de
nutrir, prevenir las arrugas y proteger la piel, resulta tonificante, aporta
elasticidad y firmeza.
Se utiliza contra las estrías, tiene carácter cicatrizante y
controla las manchas producidas por el sol.
Todas estas propiedades se unen a que no es comedogénico, no
obstruye los poros, y por tanto puede usarse no solo en pieles secas y mayores
sino, también en pieles normales y más jóvenes.
Completan
la fórmula los aceites de Aguacate, Cacahuetes, Pepita de Uva, Coco, Palma,
Cera de Abeja y Manteca de Karité.
El
resultado es un jabón de espuma abundante, cremosa y persistente; deja la piel
hidratada, suave, sin “tirantez”… Un auténtico lujo.
Aceites
Esenciales de Lavandin, Romero, Eucalipto y Cedro, junto con Benjuí son los
responsables de su aroma.